fermenti lattici cistite | Dimann
Bienestar 15 junio 2023

Por qué las enzimas de la leche pueden combatir eficazmente la cistitis

Mi querido amigo,

La cistitis es un trastorno frecuente y molesto que afecta a muchas personas, sobre todo a las mujeres.

Si alguna vez ha padecido cistitis, sabrá lo dolorosa y debilitante que puede llegar a ser. Pero, ¿sabías que las enzimas de la leche podrían ofrecer una valiosa ayuda para combatir este trastorno? 🤔

En este artículo, exploramos el papel de las enzimas de la leche en la lucha contra la cistitis y el restablecimiento del equilibrio de la flora bacteriana. Descubriremos qué tipos de enzimas lácteas son los más adecuados y cómo actúan para combatir la Escherichia coli, principal responsable de las infecciones urinarias.

Así que si quieres encontrar un alivio natural y duradero para la cistitis, sigue leyendo y descubre cómo las enzimas de la leche pueden convertirse en tus aliadas en la lucha contra este molesto problema.

Todo lo que necesitas saber sobre el papel de los probióticos para combatir la cistitis y la cándida

En primer lugar, ¿cómo actúan los probióticos y dónde se encuentran?

Aunque el lugar más comúnmente asociado con los microbios beneficiosos es el intestino (especialmente el grueso), hay varios lugares dentro y fuera del cuerpo que albergan microbios buenos.

Estos lugares están en contacto con el «mundo exterior» e incluyen:

  • intestino;
  • boca;
  • vagina;
  • vías urinarias;
  • piel;
  • pulmones.

La principal tarea de los probióticos, o bacterias buenas, es mantener un equilibrio saludable en el organismo.

En otras palabras, es como si mantuvieran el cuerpo en un estado de neutralidad. Cuando uno se pone enfermo, las bacterias malas entran en el cuerpo y aumentan en número. Esto «altera» el equilibrio del organismo.

Así, las bacterias buenas combaten las malas y restablecen el equilibrio en el organismo, haciéndonos sentir mejor.

En última instancia, las bacterias buenas mantienen la salud favoreciendo la función inmunitaria y controlando la inflamación. Pero hay tipos específicos de bacterias que también realizan otras funciones importantes, como:

  • favorecer la digestión;
  • evitar que las bacterias malas se descontrolen;
  • crear vitaminas;
  • ayudan a las células que recubren el intestino a impedir que las bacterias nocivas ingeridas (a través de la comida o la bebida) entren en el torrente sanguíneo;
  • descomponen y absorben los fármacos.

Este equilibrio se produce de forma natural en nuestro cuerpo todo el tiempo. Por lo tanto, no es necesario tomar suplementos probióticos para que esto ocurra.

Pero esta afirmación cambia cuando aparece la cistitis.

Fermentos lácticos: ¿por qué tomarlos para combatir la cistitis?

Antes hemos dicho que las bacterias buenas ayudan a nuestro organismo a combatir las malas, o patógenas, porque pueden causar enfermedades o infecciones.

En concreto, las bacterias buenas más comunes pertenecen a la especie Lactobacillus, y desempeñan una función fundamental. En la práctica, crean una especie de membrana que recubre las mucosas, impidiendo que las bacterias malas se adhieran y proliferen.

También mencionamos que esta función protectora se produce de forma totalmente natural, sin necesidad de suplementos de enzimas lácteas.

Pero, ¿qué ocurre en casos especiales, como la tan temida cistitis?

Debes saber que hay situaciones en las que se altera el equilibrio de las bacterias buenas; algunos ejemplos son:

  • el uso de un limpiador íntimo demasiado agresivo;
  • una alimentación incorrecta y desequilibrada;
  • Diarrea o estreñimiento frecuentes;
  • desequilibrios de la flora intestinal debidos a la medicación.

En estos casos, las bacterias buenas no consiguen contrarrestar la proliferación de las patógenas, desencadenando consecuencias como la cistitis.

Por este motivo, es muy importante restablecer la flora bacteriana. ¿Y cómo hacerlo? Pues tomando enzimas lácteas.

Fermentos lácticos: cuáles tomar para combatir la cistitis

Dicho esto, una aclaración es importante y necesaria.

Para reequilibrar correctamente la flora bacteriana, no basta con tomar probióticos «a tientas«: en otras palabras, desaconsejo encarecidamente el bricolaje, y con razón.

No todas las enzimas lácteas son iguales, lo que significa que no todas son adecuadas para tratar la cistitis.

Por ello, es muy importante consultar siempre a su médico.

En cualquier caso, os dejo con una pequeña lista de los probióticos más adecuados en esta situación:

  • Lactobacillus Plantarum: indicado para las infecciones recurrentes, es especialmente eficaz contra la Escherichia Coli, enemigo número uno de la cistitis;
  • Bifidobacterium Longum: además de resistir a la Escherichia coli, tiene la capacidad de mejorar la microflora intestinal;
  • Saccharomyces Boulardii: se trata de una levadura «buena» que contrarresta el crecimiento de ciertos patógenos como Escherichia Coli, Staphylococcus y Candida Albicans;
  • Lactobacillus Acidophilus DDS-1: produce dos potentes antibióticos naturales que ayudan a expulsar muchas bacterias malas;
  • Lactobacillus Rhamnosus: su acción hace que el intestino delgado se convierta en un lugar inhóspito para las bacterias malas.

Así que si quieres saber más, descubre cómo funcionan las enzimas lácteas Dimann Flor o, si lo prefieres, ponte en contacto conmigo, ¡estoy aquí para ayudarte! 🥰

Te abrazo fuertemente,

Lorenza

Lee también: Cistitis persistente tras los antibióticos: por qué se produce y qué hacer al respecto

En este artículo hablamos de…

  • Los probióticos son bacterias beneficiosas que se encuentran en diversos lugares del cuerpo, como el intestino, la boca, la vagina, las vías urinarias, la piel y los pulmones. Sirven para mantener un equilibrio saludable en el organismo y combatir las bacterias nocivas.
  • Los probióticos desempeñan varias funciones importantes, como ayudar a la digestión, impedir la proliferación de bacterias nocivas, crear vitaminas y reforzar el revestimiento intestinal para evitar que las bacterias nocivas entren en el torrente sanguíneo.
  • En la cistitis y en situaciones en las que se altera el equilibrio de las bacterias beneficiosas, es importante restablecer la flora bacteriana. Los fermentos lácticos pertenecientes a la especie Lactobacillus son especialmente útiles contra la cistitis, ya que crean una membrana protectora sobre las mucosas e impiden que las bacterias nocivas se adhieran y proliferen.
  • Es esencial consultar a un médico antes de tomar probióticos para tratar la cistitis. No todas las enzimas lácteas son adecuadas para esta enfermedad, por lo que es importante recibir un asesoramiento personalizado.
  • Algunos de los probióticos indicados para combatir la cistitis son el Lactobacillus Plantarum, el Bifidobacterium Longum, el Saccharomyces Boulardii, el Lactobacillus Acidophilus DDS-1 y el Lactobacillus Rhamnosus. Cada uno tiene propiedades específicas que ayudan a combatir las bacterias nocivas y a restablecer el equilibrio de la flora bacteriana.

Preguntas frecuentes sobre el uso de enzimas lácteas para la cistitis

¿Cómo actúan los probióticos y dónde se encuentran?

Los probióticos, o bacterias buenas, contribuyen a mantener un equilibrio saludable en el organismo. Se encuentran principalmente en el intestino, pero también en otros lugares como la boca, la vagina, las vías urinarias, la piel y los pulmones.

¿Por qué tomar enzimas lácteas para combatir la cistitis?

Los fermentos lácticos, en particular los pertenecientes a la especie Lactobacillus, crean una membrana protectora sobre las mucosas, impidiendo que las bacterias patógenas se adhieran y proliferen. En la situación de cistitis, en la que se altera el equilibrio de las bacterias buenas, tomar enzimas lácteas ayuda a restablecer la flora bacteriana y a contrarrestar la cistitis.

¿Qué enzimas lácteas deben tomarse para combatir la cistitis?

Algunas de las enzimas lácteas recomendadas para combatir la cistitis son: Lactobacillus Plantarum, Bifidobacterium Longum, Saccharomyces Boulardii, Lactobacillus Acidophilus DDS-1 y Lactobacillus Rhamnosus. Siempre es aconsejable consultar a su médico para determinar qué enzimas lácteas se adaptan mejor a su caso.

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